INICIO / NOTICIAS / Noticias de la Industria / ¿Qué tratamientos de posprocesamiento están disponibles para piezas estampadas de metal?
Los tratamientos de posprocesamiento para piezas estampadas de metal son cruciales para mejorar su rendimiento, apariencia y longevidad. A continuación se muestran algunos tratamientos de posprocesamiento comunes:
Desbarbado: Después del proceso de estampado, es posible que queden bordes afilados y rebabas en la pieza metálica. El desbarbado implica la eliminación de estos bordes y rebabas no deseados utilizando herramientas o métodos especializados como volteo, esmerilado o desbarbado químico. Este proceso no sólo mejora la apariencia de la pieza sino que también garantiza la seguridad al eliminar los bordes afilados que podrían causar lesiones durante la manipulación o el uso.
Tratamiento térmico: El tratamiento térmico abarca una variedad de procesos destinados a alterar las propiedades físicas y mecánicas del metal. El recocido, por ejemplo, implica calentar el metal a una temperatura específica y luego enfriarlo lentamente para aliviar las tensiones internas, mejorar la ductilidad y refinar la estructura del grano. El templado enfría rápidamente el metal para lograr una alta dureza, mientras que el templado reduce la fragilidad y aumenta la tenacidad al recalentar el metal templado a una temperatura más baja. El tratamiento térmico puede mejorar significativamente la resistencia, la dureza y otras propiedades mecánicas de las piezas estampadas para cumplir con requisitos de rendimiento específicos.
Revestimiento: El revestimiento implica la aplicación de una fina capa de metal sobre la superficie de la pieza estampada mediante galvanoplastia u otros métodos de deposición. Los metales chapados comunes incluyen zinc, níquel, cromo y cadmio. El revestimiento tiene múltiples propósitos, incluido mejorar la resistencia a la corrosión, mejorar la dureza de la superficie, proporcionar acabados decorativos y facilitar la soldadura fuerte. Los diferentes tipos de revestimiento ofrecen distintos niveles de durabilidad, estética y funcionalidad, lo que los hace adecuados para una amplia gama de aplicaciones y entornos.
Recubrimiento en polvo: El recubrimiento en polvo es un proceso de acabado en seco que implica la aplicación electrostática de un polvo finamente molido a la superficie de la pieza metálica, seguido de un curado en un horno para formar una capa protectora duradera. Los recubrimientos en polvo ofrecen ventajas como resistencia a la corrosión, resistencia al impacto y retención del color, así como la capacidad de lograr acabados uniformes y consistentes. Los recubrimientos en polvo son respetuosos con el medio ambiente, ya que producen un mínimo de residuos y no contienen compuestos orgánicos volátiles (COV).
Anodizado: el anodizado es un proceso electroquímico que mejora la resistencia a la corrosión, la resistencia al desgaste y la apariencia estética del aluminio y otros metales no ferrosos. Durante el anodizado, la pieza metálica se sumerge en una solución electrolítica y se somete a una corriente eléctrica, lo que provoca una reacción de oxidación controlada en la superficie, formando una capa de óxido gruesa y porosa. Luego, esta capa de óxido se puede teñir para lograr varios colores y sellar para mejorar la durabilidad y la resistencia a los factores ambientales.
Pintura: Pintar implica aplicar pintura líquida a la superficie de la pieza metálica mediante técnicas como pulverización, inmersión o brocha. Los recubrimientos de pintura brindan protección contra la corrosión, la abrasión y la exposición a los rayos UV, al tiempo que permiten la personalización del color y la apariencia. Hay varios tipos de formulaciones de pintura disponibles, incluidas epoxi, poliuretano, acrílica y esmalte, cada una de las cuales ofrece diferentes niveles de durabilidad, resistencia química y resistencia a la intemperie para adaptarse a los requisitos de aplicaciones específicas.
Pulido: El pulido es un proceso de acabado mecánico que implica alisar la superficie de la pieza metálica para lograr un alto nivel de reflectividad, suavidad y atractivo estético. El pulido se puede realizar utilizando materiales abrasivos como correas, ruedas o compuestos abrasivos, que eliminan gradualmente las imperfecciones y rayones de la superficie para producir un acabado similar a un espejo. El pulido no sólo mejora la apariencia de la pieza sino que también mejora su limpieza, resistencia a la corrosión y resistencia al desgaste y la fricción.